Las Inviernas celebra el V Encuentro de Asociaciones de Mujeres con motivo del Día Internacional de las Mujeres Rurales

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Las Inviernas acogió este sábado el V Encuentro de Asociaciones de Mujeres con motivo del Día Internacional de las Mujeres Rurales, reuniendo a cerca de doscientas participantes de once municipios de la comarca bajo el lema «Mujeres Rurales: Sembrando Historia». La jornada sirvió para rendir homenaje a las pioneras de la Asociación de Mujeres La Soledad y para reivindicar el papel esencial de las mujeres en la vida, la memoria y el futuro de los pueblos

Cerca de doscientas mujeres procedentes de Las Inviernas, Alaminos, Brihuega, Cifuentes, Gárgoles, Henche, Masegoso, Sacecorbo, Valderrebollo y Yela se dieron cita este sábado en Las Inviernas para participar en el V Encuentro de Asociaciones de Mujeres, celebrado con motivo del Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se conmemora el 15 de octubre. Bajo el lema «Mujeres Rurales: Sembrando Historia», la jornada reunió a representantes de once asociaciones de la comarca de Cifuentes, en un ambiente de emoción, reconocimiento y compromiso compartido.

El encuentro fue organizado por la Asociación de Mujeres La Soledad, en colaboración con el Centro de la Mujer de Cifuentes y el Ayuntamiento de Las Inviernas. La presidenta de La Soledad, Susana de Diego, expresó su orgullo por acoger este evento, destacando la implicación de todo el pueblo en su preparación y recordando que la vida en los pueblos depende en gran medida del trabajo y la energía de las mujeres.

Durante la mañana se rindió homenaje a las fundadoras de la asociación de Las Inviernas, Maribel Lopez Manzanares, Goyi Lozano Sobrino, Esperanza Bueno Foguet y Concha Villaverde Villaverde, pioneras que hace décadas impulsaron un espacio de encuentro y apoyo mutuo entre vecinas. Su labor, recordaron varias de las asistentes, fue fundamental en los años en que las mujeres del medio rural apenas tenían oportunidades de organizarse. Ellas fueron quienes, con pocos medios, pero mucha ilusión, comenzaron a tejer la red de solidaridad que hoy mantiene viva la vida social del municipio.

El teniente de alcalde, Tomás Puado, agradeció la presencia de las mujeres participantes y subrayó que el futuro de los pueblos depende de su participación activa. Recordó que «mientras haya mujeres que organicen, participen y celebren, los pueblos seguirán vivos», una idea que fue compartida por todas las intervenciones institucionales.

La delegada provincial de Igualdad, Laura Gil, destacó la importancia de estos encuentros para visibilizar el papel de las mujeres rurales y fortalecer el tejido asociativo de la provincia. Subrayó que la igualdad real solo será posible si se atienden las necesidades del medio rural, donde las distancias, la falta de servicios y la despoblación siguen afectando de forma especial a las mujeres. Gil animó a las participantes a seguir tejiendo redes de apoyo y recordó que «cada iniciativa, cada asociación, cada reunión como esta contribuye a mantener viva la igualdad en los pueblos».

En su intervención, la senadora Araceli Martínez destacó que las mujeres del medio rural han sido siempre guardianas de la vida y la comunidad, desempeñando trabajos esenciales muchas veces invisibles. Insistió en la necesidad de «seguir unidas, sin juzgarnos, con empatía y colaboración», convencida de que la sororidad es la mejor herramienta para avanzar. Martínez defendió el papel de las asociaciones como espacios imprescindibles de participación y reivindicación, y recordó que «nadie hará nada por las mujeres si no lo exigimos nosotras mismas».

La también senadora Montserrat Rivas coincidió en la importancia de reconocer el trabajo y la aportación de las mujeres rurales, afirmando que «sin ellas los pueblos no existirían, porque donde hay una mujer hay vida, comunidad y futuro». Rivas reivindicó una política más humana, más centrada en las personas y menos en la confrontación, asegurando que «si las mujeres gobernaran más, la política sería más cercana y más útil». Sus palabras fueron recibidas con aplausos, al igual que el gesto de complicidad entre ambas senadoras, que compartieron un mensaje de unidad más allá de las siglas políticas.

Desde el Centro de la Mujer de Cifuentes, Marta Benito hizo balance de los cinco años de estos encuentros comarcales, destacando el crecimiento del asociacionismo femenino y la energía que aportan las mujeres rurales. Recordó que «cuando comenzó esta iniciativa, algunas asociaciones apenas tenían actividad, y hoy vemos cómo casi doscientas mujeres se reúnen para aprender unas de otras, compartir experiencias y reivindicar su papel en el futuro de sus pueblos».

La ponencia final, titulada «Mujeres en la Historia», corrió a cargo de Rosario Alises, presidenta de la asociación Feministas de Pueblo, quien ofreció un recorrido por la presencia de las mujeres a lo largo de los siglos. Desde las agricultoras prehistóricas que garantizaron la subsistencia de sus comunidades hasta las mujeres anónimas que sostuvieron hogares y oficios durante generaciones, Alises recordó que «las mujeres han estado siempre, aunque durante demasiado tiempo la historia haya olvidado sus nombres». Habló de Hildegarda de Bingen, de las hilanderas medievales, de las maestras rurales de la República y de las campesinas que, en la posguerra, levantaron pueblos enteros con su trabajo y su silencio. Su intervención concluyó con una invitación a «reconstruir la historia desde las voces que faltan» y a «seguir escribiendo futuro con nombre de mujer».

Tras la ponencia, las asistentes compartieron una comida popular, una tradicional fabada, seguida de una tarde de baile y convivencia. Cada mujer recibió como recuerdo una flor de punto confeccionada por las socias de La Soledad, símbolo del trabajo colectivo que une generaciones.

La jornada dejó un mensaje común: las mujeres rurales son y seguirán siendo el corazón de los pueblos. Su capacidad para organizar, cuidar, transmitir y mantener la vida comunitaria constituye la verdadera garantía de futuro para el medio rural. En palabras de Susana de Diego, «la historia se siembra cada día en los pueblos, y son las mujeres quienes la hacen germinar».

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