Un fantasma recorre el mundo: el de la nostalgia. Según un revelador estudio global de Ipsos, «Is life getting better?», en 29 de los 30 países analizados su ciudadanía declara que preferiría haber nacido en 1975 que en 2025. España no es una excepción, una porción significativa de la población española, concretamente el 41%, preferiría haber nacido en 1975 en lugar de en la actualidad. Esta mirada melancólica al pasado supera con creces al 26% que se decanta por el año 2025
Este fenómeno no es solo una simple añoranza, como señala Paco Camas, Director de Opinión Pública de Ipsos en España, «sino que es el reflejo de un profundo pesimismo sobre lo que viene, donde el futuro se percibe más como amenaza que como promesa y el pasado se convierte en refugio psicológico».
Curiosamente, España se sitúa como uno de los países europeos menos nostálgicos, solo por detrás de Polonia. La cifra del 41% contrasta con el 57% de los franceses que eligen 1975 como un mejor año para nacer, lo que indica que, aunque potente, el sentimiento es más moderado en la península.
La nostalgia tiene edad e ideología
El estudio desvela que la preferencia por el pasado no es uniforme, sino que está profundamente marcada por la edad y la ideología política. La nostalgia es más pronunciada entre los mayores de 50 años, de los cuales un 48% se inclina por 1975, en comparación con el 37% del resto de la población.
La brecha ideológica es aún más notoria. Los votantes de derechas son los que más idealizan el pasado: un 51% de los votantes del PP y un 57% de los de VOX elegirían nacer hace cinco décadas. En contraposición, solo el 32% de los votantes del PSOE y el 30% de los de Sumar comparten esa visión. Esta división, según Camas, es coherente con las bases de cada ideología: «los conservadores valoran la tradición y la estabilidad, mientras que los progresistas priorizan el cambio y la transformación. Digamos que la nostalgia trasciende la simple idea de melancolía: es una expresión coherente de dos formas de entender el mundo, entre preservar lo conocido o aceptar su transformación».
Por otro lado, los más jóvenes y los votantes de izquierdas son quienes miran al presente con más optimismo. Un 38% de los menores de 35 años y un 32% y 35% entre los votantes del PSOE y Sumar respectivamente, prefieren nacer en la década de 2020.
¿Qué se añora de 1975?
La sensación de que «la gente era más feliz» entonces es compartida por la mitad de la población española. Aunque mayoritaria, esta percepción es menor en España que en otros países europeos como Francia (71%) o Italia (68%). Los principales pilares que sostienen esta nostalgia son:
- Un paraíso medioambiental perdido. El consenso es casi absoluto en este punto. Un abrumador 73% de los españoles considera que la calidad del medio ambiente era mejor hace 50 años, frente a un escaso 10% que opina que ha mejorado. Esta preocupación sitúa a España, junto con Francia, a la cabeza de la nostalgia medioambiental en Europa.
- Seguridad y miedo a la guerra. La percepción de seguridad es otro factor clave. El 56% cree que las calles eran más seguras en 1975, una opinión más extendida entre los hombres (59%) y los mayores de 50 años (63%). Además, un 38% considera que se vivía con menos miedo a la guerra, en comparación con el 21% que se siente más seguro hoy.
- Un sistema educativo cuestionado: El sistema educativo es un campo de confrontación. Mientras un 37% cree que la calidad era superior en 1975, un 39% se inclina por el sistema actual. La nostalgia educativa es más fuerte entre los hombres, los mayores de 50 años y, de nuevo, los votantes de derechas.
El gran triunfo del presente y los debates abiertos
No todo tiempo pasado fue mejor. La calidad de la atención médica es la gran victoria de la actualidad, con un 51% de la población española que la valora por encima de la de 1975 (22%). Este es un punto de acuerdo generalizado, con la notable excepción de los votantes de VOX, donde un 41% sigue prefiriendo el sistema de hace cinco décadas.
La sociedad se muestra dividida en cuanto al nivel de vida, con un empate técnico entre quienes creen que era más alto en 1975 (39%) y quienes se decantan por 2025 (40%). Esta división refleja la complejidad de comparar épocas distintas, donde factores como el poder adquisitivo, el acceso a bienes y la calidad de los servicios públicos generan percepciones contrapuestas.
En definitiva, el estudio de Ipsos no solo fotografía una España nostálgica, sino que revela las profundas fracturas sociales, generacionales e ideológicas que definen cómo se percibe el pasado, se vive el presente y, sobre todo, se teme al futuro.